«Se podría dejar la pizza empaquetada en un mostrador durante tres años y todavía se podría comer», ha explicado la autora principal de la investigación, Michelle Richardson, del Laboratorio Militar de Masachussetts.
Para lograrlo se han utilizado ingredientes conocidos como humectantes –azúcar, sal y jarabes– que hidratan pero impiden que el agua pase a la masa, lo que evita la aparición de moho y otros hongos y bacterias. Además, se ha agregado hierro al paquete a fin de que absorba el aire sobrante del mismo.
Hasta ahora, los esfuerzos por conseguir una pizza de larga duración –y por lo tanto factible como comida en el frente– habían fracasado debido a que la humedad de la salsa de tomate, el queso y el resto de alimentos que la forman convertían la masa en una sustancia pastosa con condiciones adecuadas para la proliferación de hongos y bacterias.
Todavía no han sido muchos los que han podido probar esta pizza, que todavía se encuentra en fase de prototipo, pero los que lo han hecho destacan que el sabor es muy similar al de la pizza común. En cuanto a su apariencia y textura, los catadores apuntaron que se trata de un pedazo del tamaño de una rebanada de pan, que está un poco húmeda y no es muy crujiente.
La pizza es el alimento que más solicitan los soldados estadounidenses cuando se les pregunta, cada año, qué les gustaría tener en sus raciones, ha apuntado Richardson, que ha dedicado casi dos años al desarrollo de una receta en una cocina grande llena de utensilios ordinarios. De hecho, esta 'pizza eterna' está decorada con pepperoni.
