¿Alguna vez te has despertado con una mano que parece hecha de piedra? ¿O te has levantado después de una maratón de películas y una pierna se siente como si no fuera tuya?
No estás solo. De hecho, te damos la bienvenida al club de las extremidades que se “duermen” sin previo aviso.
Cuando tu cuerpo dice “me desconecto un ratito”
La primera vez que sientes esa sensación extraña —una mezcla entre adormecimiento y hormigueo— puede asustar. Pero si luego todo vuelve a la normalidad tras unos minutos de sacudir la mano o dar saltitos sobre un pie, puedes estar tranquilo: solo es una parestesia temporal. O, en otras palabras, tus nervios haciendo una pequeña pausa sin avisar.
Esto suele ocurrir porque has mantenido una postura que presiona un nervio. ¿Solución? Cambiar de posición, mover un poco la extremidad afectada y listo. Magia... o biología, más bien.
Los nervios también tienen días malos
Cuando alguien se queja de que “se le duerme la mano”, suelo responderle con una frase medio en broma, medio en serio: “Tus nervios están de mal humor”.
La realidad es que el entumecimiento, cosquilleo y otras sensaciones raras (llamadas parestesias) casi siempre se deben a que un nervio está siendo presionado o irritado. Cuando esto pasa de manera temporal —como tras estar demasiado tiempo sentado sobre una pierna— no hay de qué preocuparse.
Pero, si esto se vuelve frecuente o persistente… Houston, podríamos tener un problema.
Neuropatía periférica: el nombre fancy de los nervios rebeldes
Pongamos las cosas claras:
Neuropatía = enfermedad del nervio.
Periférica = afecta a los nervios fuera del cerebro y la médula espinal (es decir, brazos, piernas, manos, pies… los sospechosos habituales).Un ejemplo muy conocido es el síndrome del túnel carpiano, que ocurre cuando un nervio se aprieta dentro de un canal estrecho en la muñeca. Pero también se puede dar en otras partes del cuerpo, a veces sin que nos demos cuenta.
Las parestesias temporales, como el clásico “se me durmió la pierna”, son un tipo de neuropatía por compresión... pero versión light.
¿Cuándo deberías consultar al médico?
Aquí va la regla de oro:
👉 Si tus extremidades se duermen de vez en cuando y todo vuelve a la normalidad en minutos, no pasa nada.
👉 Pero si el entumecimiento, hormigueo o pérdida de sensibilidad es persistente, frecuente, o te impide hacer cosas normales como caminar o sujetar objetos, ¡llama a tu médico!
Estas son algunas causas más serias a tener en cuenta:
Diabetes (la más común).
Problemas del hígado, riñón o tiroides.
Falta de vitamina B12 (o exceso de B6, porque sí, pasarse también hace daño).
Consumo excesivo de alcohol (otra forma de castigar a tus nervios).
Toxinas y medicamentos (como ciertos antibióticos o fármacos de quimioterapia).
Problemas vasculares, como una mala circulación que “ahoga” al nervio.
Y sí, en casi un tercio de los casos… no se encuentra una causa clara (neuropatía idiopática, porque los nervios a veces son misteriosos).
En resumen: no entres en pánico (pero tampoco lo ignores)
Las causas de que “se te duerma” una parte del cuerpo pueden ir desde lo inofensivo hasta lo preocupante. Si pasa ocasionalmente y se resuelve rápido, no hay drama. Pero si se vuelve frecuente, molesto o persistente, mejor que lo revise un profesional.
Ah, y un consejo final muy útil:
Cuando veas una película, cambia de postura, estírate, muévete un poco...
Porque aunque Avatar 7 esté buenísima, una pierna dormida a mitad del clímax no es una experiencia inmersiva que recomiende nadie.