10 novelas de ciencia-ficción llevadas al cine (2)

ign.com
1984 (1984)
¿Qué año más idóneo que 1984 para adaptar 1984? La obra maestra de George Orwell, fuente de inspiración del V de Vendetta de Alan Moore, es hoy más actual que nunca en su recreación de una sociedad "futura" atada de manos y pies por el Gran Hermano, una suerte de deidad virtual que lanza consignas fascistas y borra de facto las libertades individuales. La película de Michael Radford ha envejecido fatal, pero sintetiza con acierto y sensibilidad la idea de que, cuando todo está perdido, el amor es la única tabla de salvación.

La guerra de los mundos (2005)
El británico H.G. Wells puede presumir de ser uno de los escritores más visionarios e influyentes de la ciencia ficción moderna. Prolijamente adaptado a la gran pantalla,Spielberg llevó a su terreno una de sus novelas más simbólicas, en la que la humanidad hace frente a una devastadora invasión alienígena. El guion de David Koepp y Josh Friedman, concebido a partir de epatantes y espectaculares set pieces, reproduce con mimo el tono individualista y apocalíptico de la aventura literaria, narrada en primera persona por uno de los atemorizados supervivientes.  
La máquina del tiempo (1960)
El inolvidable George Pal se adelantó a su tiempo con esta melancólica y profundamente descorazonadora versión de La máquina del tiempo, novela de H.G. Wells que flirtea con la idea de los viajes temporales. Robert Taylor interpreta a un caballero victoriano que viaja al futuro solo para descubrir que la humanidad prácticamente ha desaparecido y se encuentra a merced de unas criaturas cavernarias conocidas como Morlocks. La pesadilla acaba más o menos bien porque Taylor salva el pellejo, pero dentro le queda la amargura de saber que el futuro es un erial.

Inteligencia Artificial (2001)
Kubrick dejó en manos de Spielberg uno de sus proyectos más queridos y largamente gestados, la adaptación de un breve cuento de Brian Aldiss titulado Los superjuguetes duran todo el verano. Retrasado hasta que la tecnología le permitiera rodar las escenas que poblaban su cabeza, Kubrick murió sin ver la película terminada, por lo que no sabemos si habría estado de acuerdo con la visión parcialmente edulcorada del director de E.T. Como un moderno Pinocho, la historia sigue los pasos de un niño robot que aspira a ser de carne y hueso. 
Starship Troopers (1997)
Un Verhoeven desatado y con notables dosis de mala baba se sacó de la chistera esta cáustica adaptación de la obra juvenil del polémico Robert A. Heinlein, acusado por ciertos críticos en su época de ser un nazi disfrazado y un paramilitar salvaje. La genialidad del director holandés reside en subvertir el sentido militarista y autoritario de la novela original para convertirlo en una narración irónica que satiriza las jerarquías militares y la estúpida docilidad de las tropas. Probablemente estemos ante una de las películas peor comprendidas de los últimos 15 años. 

Solaris (2002)
En el corpus de la ciencia ficción trascendente destaca la figura del escritor polacoStanislaw Lem, cuya novela más popular y premiada ha saltado al cine en dos ocasiones. La primera, en 1972, bajo la dirección de Andrei Tarkovski, es una correosa e interminable cinta de casi tres horas que confunde profundidad psicológica con ver crecer la hierba. Y la segunda, en 2002, a las órdenes deSteven Soderbergh, es un potente drama que carga las tintas en el concepto de pérdida emocional y su imposible superación. Una joya a redescubrir. 

Crónicas marcianas (1980)
Un Rock Hudson ya veterano soportaba bajo sus hombros este intento de llevar a la televisión la mítica colección de cuentos de Ray Bradbury. Cutre y técnicamente horripilante incluso en su momento, el proyecto tenía no obstante la virtud de recrear con bastante tino la atmósfera melancólica y el esperanzador humanismo propios del escritor norteamericano. De fondo, una aterradora reflexión sobre la condición mortal del ser humano y la imposibilidad de reconstruir la Arcadia infantil de nuestros sueños.  

Johnny Mnemonic (1995)
Antes de convertirse en Neo, Keanu Reeves fue Johnny Mnemonic en esta olvidada cinta que adaptaba de tapadilo la magistral Neuromante de William Gibson, no por casualidad autor del guion. En un futuro inconcreto de tintes apocalípticos, la mayor fuente de ingresos la proporcionan los "correos virtuales", individuos que utilizan su cerebro como un enorme disco duro para alojar información. Johnny tiene que descargar el suyo antes de que la Yakuka (¡con Takeshi Kitano al frente!) lo atrape y le arranque literalmente el pescuezo.
El planeta de los simios (1968)
El mismo año que Stanley Kubrick pisaba la Luna, Franklin J. Schaffner firmaba una de las obras maestras indiscutibles del género. Inspirada en la novela homónima de Pierre Boulle, El planeta de los simios es una bofetada nihilista y trágica que denuncia el peligro del terror nuclear y su devastador efecto sobre el futuro de la humanidad. Heston lo borda en el papel de Taylor, un astronauta perdido que aterriza en un planeta habitado por monos inteligentes. Y hasta aquí podemos leer. El final perdura como uno de los mejores de la historia del cine.

Contact (1997)
El popular científico y divulgador Carl Sagan, alma mater de la serie Cosmos, murió antes de ver la adaptación de una de sus novelas más exitosas. Contact, la película, apenas quita un par de comas a la historia original de la doctora Eleanor Arroway (Jodie Foster), una astrónoma que trata de desentrañar el mensaje cifrado de una civilización extraterrestre. El código resulta ser un manual de instrucciones que permite construir una suerte de portal galáctico que comunica la Tierra con el mundo de los aliens. Fascinante, pero termina haciéndose pesada.