Crítica de cine: "Broken Rage" (2024) de Takeshi Kitano
El director japonés Takeshi Kitano, ícono del cine de yakuza y del humor absurdo, regresa con un proyecto menor dentro de su filmografía: un pasatiempo ligero, mitad thriller criminal, mitad comedia surrealista, que se siente más como un ejercicio de estilo que como una obra de ambición cinematográfica tradicional.
El concepto de Broken Rage es inusual: se cuenta la misma historia dos veces, de formas completamente distintas. La primera mitad es un drama de acción policiaca en la línea de las clásicas películas de Kitano, con un asesino a sueldo atrapado entre la policía y la yakuza. En la segunda mitad, el relato regresa al mismo punto narrativo, pero reinterpretando cada escena con humor exagerado, gags físicos y referencias cómicas que rozan lo absurdo.
Esta película se plantea más como un encargo de contenido para streaming que como una película convencional de estreno cinematográfico. La producción con Amazon MGM Studios forma parte de la estrategia de la plataforma para desarrollar originales internacionales, con Kitano aceptando la libertad de experimentar con el formato de narración destinado al espectador en casa.
El proyecto fue presentado en la 81.ª edición del Festival de Cine de Venecia, fuera de competición, convirtiéndose en el primer film japonés producido para streaming en ser seleccionado oficialmente en ese prestigioso certamen.
Esta breve película —apenas una hora de duración— se filmó en unas seis semanas, un ritmo inusualmente rápido para Kitano, que suele preferir tiempos más pausados. Muchos de los gags cómicos no estaban en el guion. Kitano pidió a los actores “jugar con la escena” y dejar que el absurdo surgiera de manera natural. Además, varios actores secundarios habituales de su troupe televisiva de los 80 reaparecen en pequeños papeles, casi cameos.
Kitano ha descrito Broken Rage como una obra en la que quería “probar cosas nuevas” adaptadas al formato de contenido en casa, diseñado para verse “acostado en el sofá en vez de en una sala de cine”. El propio Kitano explica que el trabajo es una mezcla de sus dos facetas artísticas: el director serio de cine de acción y el cómico popular conocido por su humor televisivo. En este sentido, la película no oculta su naturaleza híbrida ni su intención de jugar con las convenciones del género.
Para los fans más fieles —los “muy cafeteros”— la película puede tener encanto: hay guiños, autorreferencias y momentos de humor deadpan marca de la casa. Pero para el público general, Broken Rage puede sentirse como un producto extraño, demasiado ligero para ser un thriller y demasiado hermético para ser una comedia.
Conclusión: Esta obra no busca ser un regreso a la grandeza de Outrage o Sonatine, sino un acercamiento al mundo del streaming desde la exploración juguetona de su creador.(+): La originalidad y capacidad para reírse de sí mismo que demuestra Kitano.
(–): Falta de profundidad a todos los niveles.
