Profecías de cine no cumplidas

@eleconomistaes | Estamos en el año de Regreso al futuro II. En la segunda parte de la mítica saga de ciencia ficción dirigida por Robert Zemeckis a finales de los años 80, los protagonistas, el loco inventor Emmet Brown y el adolescente Marty McFly (Christopher Lloyd y Michael J. Fox, respectivamente) viajan en el tiempo hasta el futuro, concretamente, al día 21 de octubre de 2015.

La cinta ofreció un seductor paisaje de cómo
sería una ciudad estadounidense y cómo se viviría en este año: los vehículos son voladores, la gasolina ha sido sustituida por basura orgánica, las zapatillas de deporte se abrochan automáticamente, las pizzas crecen hasta hacerse gigantes al calor de hornos ultrarrápidos y la ropa es capaz de autosecarse con un sistema interno de ventilación. Eso sí, todo esto plastificado de una estética cálida de los años 60.

Por fin llegados al año en el que aterrizaron estos personajes en tan solo unos segundos de viaje a bordo de un Delorean, la decepción no ha podido ser mayor, cosa que ya íbamos intuyendo: ni los coches vuelan ni las pizzas del tamaño de un posavasos crecen hasta rebasar la bandeja del microondas. La visión de futuro de la saga de Zemeckis no se cumplió, concluiremos.

Sin embargo, no ha sido la única profecía cinematográfica que el tiempo ha demostrado incorrecta. Repasamos la visión propuesta por filmes que dibujaron un futuro que podía haber sido... y nunca fue.

Doce monos (Terry Gilliam, 1995)
La película plantea un futuro apocalíptico en el que un virus ha asolado la superficie terrestre en el año 1996 obligando a la población a vivir bajo tierra. Los viajes en el tiempo son un recurso disponible que utilizarán los dirigentes gubernamentales para descubrir qué sucedió, cómo es este virus y cómo logró desarrollarse devastando a parte de la raza humana. Un convicto (Bruce Willis) es enviado al pasado, a 1990, para recabar información sobre la supuesta participación de un violento grupo ecologista en la liberación del virus.

Terminator 2 (James Cameron, 1991)
Aunque el filme sitúa su acción en 2029, sí relata en la cronología de los acontecimientos que devienen en la guerra de los humanos contra las máquinas, que en agosto de 1997, el sistema de inteligencia artificial Skynet toma conciencia de sí misma y decide iniciar la rebelión contra sus creadores humanos. Como también plantea el caso de 2001: una odisea en el espacio, la inteligencia artificial no ha alcanzado la autonomía y voluntad suficiente para 'matar al padre'.

Días extraños (Kathryn Bigelow, 1995)
Bajo la influencia del fin del milenio, este filme propuso un escenario futurista decadente, donde los crímenes y la oposición a la autoridad pueblan las calles de una metrópoli americana. Los sucesos se sitúan el último día de 1999, y tienen como protagonista a Lenny Nero, un traficante de una tecnología ilegal, unos discos que graban y reproducen momentos y sensaciones vividas por otros seres humanos enviando al cerebro señales nerviosas de enorme precisión. En la actualidad, esa tecnología, a la que solo se acerca la realidad virtual, no existe.

2001: una odisea en el espacio (Stanley Kubrick, 1968)
El aclamado filme de ciencia ficción, pese a su interés por el realismo, también erró en los planteamientos pronosticados para una fecha ya vencida. Así, los viajes espaciales a Júpiter como el que se embarcaba la nave Discovery 1 no son posibles todavía debido a las insuficiencias técnicas para cubrir esa larguísima distancia.

Ya en la nave, la angustia provocada en la tripulación por Hal 9000, el súperordenador que regula todo su funcionamiento, abre el debate que sigue hirviendo a día de hoy: ¿puede la inteligencia artificial vencer a la humana y rebelarse por voluntad propia contra sus creadores? Las decisiones de Hal 9000 más allá de las órdenes de sus comandantes plantean una situación que no hemos presenciado en esta década... Aunque quizá aquí sea justo añadir un "por el momento".


Soy leyenda (Francis Lawrence, 2007)
En el año 2009, se ha logrado sintetizar una vacuna contra el cáncer mediante una modificación del virus de la viruela. Sin embargo, el virus muta y provoca una pandemia mundial que, en el caso de EEUU, llega a su punto crítico con la devastación de la ciudad de Nueva York en el año 2012.

Solo un especialista en virus del Ejército de EEUU, el teniente Robert Neville (Will Smith), no se ha contagiado y lucha por buscar a otros supervivientes para vencer la epidemia que está destruyendo el mundo.

2012 (Roland Emmerich, 2009)
La historia de la película parte de conceder credibilidad a la predicción del fin del mundo según el calendario maya. Parte de la comunidad científica mundial, comandada por los gobiernos a través de un programa de alto secreto, y tras verificar movimientos sísmicos que van a conducir al final de La Tierra, trabajan para salvar solo a una pequeña parte de la población de la catástrofe: solo 400.000 personas están entre las elegidas.

2013: Rescate en L.A. (John Carpenter, 1996)
Esta película protagonizada por Kurt Russell relata cómo un terremoto ha convertido Los Angeles en una isla en 1998, un hecho que el autoritario Gobierno de EEUU utiliza para enviar allí a los ciudadanos que pierden la nacionalidad o cometen delitos considerados graves. En el año 2013, la propia hija del presidente roba un arma letal y se dirige a la ciudad-isla para destruir el gobierno de su padre.

La película presenta una visión futurista de cómic punk y presenta una tecnología de comunicación en la que, acercándose a nuestros móviles de hoy, tampoco aciertan, al introducir los hologramas virtuales como modo de relacionares.

Blade Runner (Ridley Scott, 1982)
Único filme seleccionado en este listado cuyo año de ambientación aún no ha vencido, sin embargo, su inminencia y la relevancia de este título en el universo visual de la ciencia ficción justifica su inclusión. La historia sucede en el año 2019, cuando un agente de policía especial -un blade runner- se embarca en la misión de dar caza a un grupo de replicantes rebeldes de máximo peligro que se han escapado del control de los humanos.

Coches voladores y alta tecnología genética conviven con la polución, el mal tiempo y la comida rápida en un Los Angeles decadente y sumido en la oscuridad.