1 - Adán y Eva nunca
comieron una manzana. Ya sabemos que solo es un mito, pero aun así, en el
Génesis no se menciona de qué fruto se trataba; únicamente se lee: “... pero
del fruto del Árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él”.
El mito de la manzana probablemente se deba a los pintores renacentistas.
2 - El caballo
blanco de Santiago, al final, ¡no era tan blanco! En el techo de la
catedral de Compostela está representada la imagen del santo a lomos de un
ejemplar de piel castaña con manchas negras.
3 - No existen
los cementerios de elefantes. La aparición de un gran número de osamentas
de paquidermos en un mismo lugar hizo que en el siglo XIX muchos exploradores fantaseasen
sobre un mítico lugar al que los elefantes se dirigían voluntariamente para
morir. El misterio lo aclaró el biólogo Rupert Sheldrake, quien explicó que lo
que realmente ocurría es que los ejemplares ancianos o enfermos de una misma
manada se quedaban a vivir cerca de los manantiales de agua y morían allí.
4 - “Si la
montaña no va a mahoma, Mahoma irá a la montaña.” Este proverbio no
pertenece a ningún texto sagrado islámico. Forma parte de una parábola
inventada por el filósofo británico Francis Bacon.
5 - Cortar
cabelleras no era una costumbre natural de los pieles rojas. La
copiaron de los franceses, que exigían a sus mercenarios presentar el cuero
cabelludo de cada indio muerto para poder cobrar la recompensa.
6 - Los Reyes
Magos no eran tres. El Evangelio según San Mateo solo menciona la visita de
unos magos de Oriente, pero no especifica su número, y ni siquiera dice que
fueran reyes.
7 - ”Y sin
embargo, se mueve.” No existe ninguna prueba que demuestre que Galileo
realmente murmurara esa frase al verse obligado a abjurar de sus teorías
científicas en 1633, tras ser juzgado por la Inquisición. Actualmente, los
historiadores creen que se la inventó el escritor y editor turinés Giuseppe
Baretti en un fantasioso libro titulado Biblioteca italiana (1757).
8 - Los
emperadores romanos no levantaban ni bajaban el pulgar para decretar
la muerte o el indulto de un gladiador. Mostrar el puño cerrado era una señal
de clemencia; pero si sacaba el pulgar hacia un lado, estaba ordenando la
ejecución del perdedor.
9 - Julio César
no nació por cesárea. Los historiadores creen que no fue así, porque su
madre murió cuando él ya había cumplido los 30, en una época en la que las
mujeres no solían sobrevivir a esta operación. Lo que si es cierto es que dicha
intervención debe su nombre a una ley promulgada por César para que los bebés
fueran extraídos de los vientres de sus madres si estas fallecían a partir del
séptimo mes de gestación.
10 - Al Capone
odiaba los espaguetis y, por extensión, casi todas las variedades de la
pasta italiana. Lo contó en su biografía el actor George Raft, especializado en
papeles de gánster y a quien Capone (gran admirador suyo) invitó una vez a
cenar. ¡Y le sorprendió con un menú de comida china!