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Tristemente, la respuesta no parece ser comerse una galleta
de chocolate para que le de energía.
Un estudio de 2011 hecho en la Universidad de Cambridge
encontró que ciertas neuronas en el cerebro, llamadas células orexinas,
estimulan la vigilia y gasto de energía cuando son expuestas a aminoácidos.
La glucosa reduce la actividad de estas células.
La baja de energía de las tres de la tarde se da cuando los
carbohidratos que come al almuerzo han sido tornados en glucosa, que bloquea
las células orexinas, y lo hace sentir menos alerta.
Los carbohidratos también provocan la producción de
insulina, que aumenta la concentración de triptófano en la sangre. Aunque es un
aminoácido, encontrado en la mayoría de las carnes, éste en particular tiene
otra característica bioquímica y produce sueño.
En resumen, un sandwich de pavo lo dormirá, mientras que una
tortilla francesa lo mantendrá despierto.