elmundo.es
Por David Sanz Ezquerro
Quien habitara en EEUU en 1938, pudo vivir dos experiencias
memorables: correr por la calle preso del pánico convencido de una invasión
extraterrestre y tener entre sus manos las páginas en las que por primera vez
aparecía un ser vestido de azul y con capa roja que estaba llamado a
convertirse en mito.
Fue en aquel año, cuando Orson Welles provocó la
histeria colectiva con su adaptación radiofónica de la novela 'La Guerra
de los Mundos'; y también cuando Jerry Siegel y Joe Shuster engendraron
a Superman, -quizá- el superhéroe más grande de todos los tiempos (conociendo a
los fanáticos de los cómics hace falta un espíritu muy temerario para escribir
esta última frase sin colocar un 'quizá' por delante).
Pero la conexión definitiva entre estos dos hitos ocurrió 60
años después, cuando el guionista Roy Thomas y el dibujante Michael
Lark produjeron el cómic 'Superman, La Guerra de Los Mundos', una obra que ECC
Ediciones publica ahora por primera vez en España coincidiendo con el 75º
aniversario de la histórica narración radiofónica y también del
nacimiento del Hombre de Acero. Se trata de un título recogido en la
marca 'Otros Mundos' ('Elseworlds' en los originales de la
editorial estadounidense DC Comics), un sello en el que se experimenta con
propuestas que sacan a los personajes de su contexto natural y los integran en
lugares o épocas ajenos a su realidad: un
Superman criado en la URSS...; un Batman impartiendo justicia en la época
victoriana de 'Jack el Destripador'...
Por lo general, los 'Elseworlds' son propuestas de
aceptación incierta. Los juicios sobre este tipo de fórmulas suelen ser tan
rotundos como opuestos. Mientras algunos aficionados celebran su brillante
originalidad, otros ven una aberración intolerable. Sin embargo,'Superman, La Guerra de los Mundos'es uno
de los pocos títulos con un veredicto de aprobación con escasas discrepancias.
Entre las virtudes de esta historia, en la que vemos a Superman haciendo frente
a los trípodes marcianos que imaginó Herbert Gorge Wells en su novela
de 1898, destacan el respeto y el cuidado con el que se utiliza esta obra
(relato primigenio de la ciencia ficción), así como la naturalidad con la que
la presencia de Clark Kent encaja en la trama.
El intento era atrevido y nada fácil. La magistral novela de
H. G. Wells alcanza la categoría de clásico de la literatura porque es mucho
más que un relato terrorífico de alienígenas. 'La Guerra de los Mundos' aborda
cuestiones que han inquietado al hombre desde el inicio de los tiempos. Más
allá del evidente "¿estamos solos en el universo?", también trata de
la eterna tensión entre el bien y el mal, de la ingenua soberbia de la raza
humana o de la fragilidad de lo que aparentemente es invulnerable. Si unos
implacables invasores no sucumben ante el poderío militar, pero sí ante un
elemento presuntamente insignificante y microscópico, el lector adeuda, al
menos, una reflexión sobre su propia existencia.
Aunque en esta interesante fusión de géneros no es sólo la
novela de Wells la que alumbra cuestiones hondas. El cómic, por su parte,
aporta reflexiones sobre la exclusión social y el rechazo al
diferente. Superman, ya en su universo natural, es un ser que lucha a favor del
bien de la humanidad cosechando, a menudo, más recelos que comprensión. Pero
ese rasgo de Clark Kent en otras adaptaciones de sus aventuras a veces es
tratado de forma desenfadada, incluso como excusa cómica. En cambio, en el
contexto de La Guerra
de los Mundos, esa característica del protagonista adquiere una dimensión
profunda, que conecta a la perfección con la atmósfera trascendente de la obra
de H.G. Wells.
De igual manera que el protagonista, el resto del elenco
imprescindible en toda aventura de Superman se acopla sin desentonar con la
estructura general de la aventura: la intrépida Lois Lane, el joven Jimmy
Olsen, el malhumorado Perry White y, por supuesto, el inquietante Lex
Luthor (tan malvado como siempre, pero redimido en esta ocasión en un
sorprendente final). En las primeras páginas del cómic también tienen cabida
los Kent y su historia de cómo criaron a un niño llegado de otro mundo y le
inculcaron la necesidad de utilizar sus poderes en beneficio de la humanidad.
Un puñado de viñetas que resumen sin dejarse nada el origen del superhéroe.
¿Una Europa sin totalitarismos?
Si en la versión radiofónica, Welles desplazó el argumento
original del relato de Wells desde el Londres de 1904 al Nueva
York de 1938, en el cómic la trama transcurre en este mismo año, pero en
la inevitable ciudad de Metropolis, dentro del contexto de la Gran Depresión
previa a la II Guerra
Mundial. A lo largo de la obra aparecen diferentes acontecimientos que marcaron
aquella época convulsa (la Guerra Civil española ocupa las primeras
planas de los periódicos) y Thomas y Lark se atreven a jugar con impactantes
hipótesis de historia-ficción: ¿Qué hubiera ocurrido con la Alemania de Hitler y
la Unión Soviética
de Stalinsi hubieran tenido que hacer frente a la amenaza marciana?
¿Hubiera quedado libre Europa de totalitarismos?
Otro de los aspectos elogiables de este cómic es la
recuperación del perfil más primitivo del protagonista. Muy distinto no sólo de
las figuras de Clark Kent de hoy en día, sino también del canon de moda en 1998
cuando se publicó el cómic. Para una historia situada en los años 30, qué mejor
que remontarse al Superman de la
Edad de Oro. La propia fisionomía del superhéroe y el dibujo
de su traje lo retrotraen a sus orígenes.
Pero además, sus poderes asombrarán a los lectores más
jóvenes: no lanza rayos con los ojos, siente dolor y no tiene la capacidad
de volar (sólo puede dar grandes saltos que lo suspenden en el aire).
También se agradecen otros guiños a las esencias clásicas, como la viñeta donde
Superman levanta en vilo un automóvil (homenaje a la portada del número 1 de
Action Comics) o la secuencia de unos soldados, mirando al cielo: "Es sólo
un pájaro; más bien parece un avión; ¡no!, es..."
Esta edición del cómic incluye un artículo firmado por Alberto
Morán Roa en el que se repasa la evolución del género de la ciencia
ficción y su influencia en las colecciones gráficas de superhéroes a lo largo
de las últimas seis décadas. Destaca conexiones muy interesantes y apunta una
conclusión muy cierta: "Ciencia-ficción y superhéroes están unidos a
través de un cordón umbilical que nunca se ha cortado: sólo ha cambiado, se ha
adaptado a las modas o ha recibido las influencias de otras disciplinas. La
influencia puede ser mayor o menor y los ciclos de distanciamiento y
acercamiento son impredecibles, pero estos dos géneros siempre caminarán
juntos".
Se mire por donde se mire, 'Superman, La Guerra de Los Mundos' es
un título de gran interés, aunque la presentación del volumen pude llevar a
engaño. Editado en formato 'rústica' (tapas de cartón), el cuadernillo de 72
páginas no llama excesivamente la atención en las estanterías de las
librerías y puede pasar inadvertido. Pero esta sencillez otorga el punto fuerte
definitivo al cómic ya que ha permitido a ECC Ediciones poner un precio
bastante asequible (6,95 euros). Eclipsado por otros tomos con más
presencia, un lector despistado puede cometer el error de subestimarlo y
considerar que no adornará mucho su colección. Pero cuando las tiradas de esta
edición queden extintas, puede arrepentirse de haber dejado pasar la
oportunidad de poseer una aventura muy especial del superhéroe más grande de
todos los tiempos (quizá).