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Hace exactamente medio siglo, durante la Feria Mundial
celebrada en 1964 en Nueva York, el conocido escritor de ciencia ficción y
profesor de la Universidad
de Boston Isaac Asimov contó como,
en su opinión, sería el mundo dentro de cincuenta años. Su pronóstico no tardó
en ser citado por el diario The New
York Times y releyendo las líneas de aquel artículo uno se da cuenta
de que el escritor había intuido la aparición de casi todos los inventos
técnicos.
Según Asimov, la
mitad de la energía eléctrica en 2014 se obtendrá en las centrales nucleares,
mientras que en las enormes llanuras de Arizona y Kazajstán se habrán instalado
placas solares. La humanidad habrá
aprendido a condensar la energía en el
espacio, para enviarla luego a la
Tierra y la comunicación
se realizará vía satélite. Las naves espaciales habrán aterrizado ya en Marte y se pondrá en práctica el programa de
colonización del planeta rojo, lo que no parece ya ninguna ciencia ficción, si
nos acordamos de la misión espacial del vehículo explorador de Marte, el
Curiosity.
Desde 1964 han pasado tan solo cincuenta años, pero el mundo
ha cambiado y mucho. Las ideas de Asimov, que en su momento parecieron pura
ciencia ficción, han cobrado forma: se pueden llevar teléfonos en el bolsillo y
usarlos para leer libros, ver documentos y fotos. Los aparatos pueden funcionar
sin cables, con pilas o baterías. Las películas se pueden ver en 3D y los
electrodomésticos facilitan mucho las tareas del hogar. La cocina se ha
convertido para muchos en una afición, dado que existen numerosos platos
preparados.
En su visión del mundo, la imagen de la ciudad habrá
cambiado, construyendo las casas y la mayor parte de las edificaciones bajo tierra, para ahorrar en calefacción en
invierno y en aire acondicionado en verano. Y eso que ya existen aparcamientos
e incluso centros comerciales subterráneos. Mientras tanto, la superficie se cubrirá de parques, huertos y pastos, un guión
ya menos probable, por cierto. El transporte —siguió fantaseando Asimov— se elevará a la altura de un metro
sobre el suelo y el agua, lo que le permitirá desarrollar unas velocidades más
altas.
Para 2014 la población del planeta alcanzará los seis mil quinientos millones de personas,
mientras que en EEUU vivirán trescientos cincuenta millones (a 1 de junio se
registraron en el país trescientos dieciséis millones de habitantes). El
aumento de habitantes en el mundo promoverá la exploración de las tierras
árticas y de los desiertos, así como la búsqueda de fuentes alternativas de
alimentos. Así, en la agricultura se impondrán los microorganismos
encargados de producir alimentos altamente nutritivos en base a la levadura y
las algas. La longevidad media en los
países desarrollados será de ochenta y cinco años y se podrá ejercer un control eficiente de la natalidad. Recordemos
que en 1964 la longevidad media no superaba los sesenta y cinco años y la
natalidad ni siquiera en los países desarrollados se sometía a control alguno.
Creía el escritor que en 2014 el principal problema de la humanidad sería curiosamente el aburrimiento. Precisamente por esta
razón se habrá desarrollado el campo de la psicología y los psiquiatras serán
los profesionales más cotizados.
Hoy este pronóstico podrá parecer muy poco imaginativo, pero
hace cincuenta años representaba ideas rompedoras, atrevidas y absolutamente
irreales. Y el hecho de que algunas fantasías de Asimov no hayan cobrado forma
todavía debería motivar más a los inventores.